En la foto se ve claramente que el agua que cae forma un rosario. Fue en el bautismo de Valentino, en el momento en que el padre Macaya le echa el agua bendita.La imágen fue tomada el 10 de octubre en la Parroquia de la Asunción de Nuestra Señora, en Despeñaderos, Córdoba.La fotografa fue María Silvana, una joven de 30 años, que hace dos meses abrió su estudio Fotoimagen en el bulevar San Martín de Despeñaderos, trabaja con una cámara tradicional y debió enviar el rollo a revelar a una casa de fotos de la ciudad de Córdoba.
Cuando le enviaron las copias vino la sorpresa ya que Silvana advirtió que el agua derramada de la cabecita de Valentino formaba un perfecto rosario, fue con la foto al padre Macaya porque no daba crédito a lo que veían sus ojos. Esta simple fotografía movió la fe en Despeñaderos, sus vecinos pasan por el estudio de Silvana para comprar la foto como si se tratara de una estampita.Valentino, el bebé, se ha convertido en símbolo de milagro y muchos no se conforman con solo tener la fotografía, quieren conocerlo, tocarlo, besarlo.Erica, la mamá de Valentino es soltera y tiene muchos problemas económicos en que pensar, sin embargo vive esta situación con una mezcla de asombro y alegria ante la presencia de los vecinos, y de gente de otras latitudes, que llegan para conocer al bebé.El padre Macaya, el sacerdote de Despeñaderos que arrojaba el agua al bebé en el bautismo dice que no cree demasiado en los símbolos y que prefiere quedarse con los sacramentos. Su parroquia también es escenario del peregrinar de fieles que llegan a Despeñaderos, a 50 kms. de la ciudad de Córdoba, atraídos por el milagro.
Cuando le enviaron las copias vino la sorpresa ya que Silvana advirtió que el agua derramada de la cabecita de Valentino formaba un perfecto rosario, fue con la foto al padre Macaya porque no daba crédito a lo que veían sus ojos. Esta simple fotografía movió la fe en Despeñaderos, sus vecinos pasan por el estudio de Silvana para comprar la foto como si se tratara de una estampita.Valentino, el bebé, se ha convertido en símbolo de milagro y muchos no se conforman con solo tener la fotografía, quieren conocerlo, tocarlo, besarlo.Erica, la mamá de Valentino es soltera y tiene muchos problemas económicos en que pensar, sin embargo vive esta situación con una mezcla de asombro y alegria ante la presencia de los vecinos, y de gente de otras latitudes, que llegan para conocer al bebé.El padre Macaya, el sacerdote de Despeñaderos que arrojaba el agua al bebé en el bautismo dice que no cree demasiado en los símbolos y que prefiere quedarse con los sacramentos. Su parroquia también es escenario del peregrinar de fieles que llegan a Despeñaderos, a 50 kms. de la ciudad de Córdoba, atraídos por el milagro.
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